KODOKU - Soledades / Mario PERALTA

 K  O  D  O  K  U
–S O L E D A D E S–



Autor:  ©MarioPERALTA
Tokio, Japón
PONEspañol Narraciones

* Ver Glosario al final.

Otro día más regresando de la oficina. Otra vez apiñado en el vagón y rodeado de kaishain; hombres y mujeres que han dejado sus energías en las tediosas oficinas, entre papeles y computadoras, guardando las formalidades, en silencio y mirando a discreción. Ahora lucen absortos en sus pensamientos con los ojos cerrados o con la mirada fija en la pantalla de sus móviles, pinchando compulsivamente los botones a ritmo del juego elegido para matar el tiempo y percibiendo el entorno –pero sin dar indicios de interés–, o deleitando su libido con el roce de alguna turgencia accidental o provocado... 

Al fin, hemos llegado a la estación de metro. Dejo que baje el mar de gente, ataviados con sus trajes y maletines negros, estrujados, cansados, soñolientos, silenciosamente, enfilándose hacia las escaleras mecánicas. Siempre que los veo, solo me imagino una parvada de cuervos, así como los que sobrevuelan esta ciudad, pero estos en estricto orden. En el vagón, todavía quedan algunos sujetos como yo, arrinconados, esperando a que termine el desfile, otros todavía sentados y con los ojos cerrados, hasta que se oye el anuncio de que el metro tiene que salir de nuevo con destino a Shinjuku. Cada uno se mueve, ahora sí, buscando la puerta, saliendo a la plataforma; pero, la cola de espera para subir por las escaleras mecánicas es larga. Ya en la plataforma, me siento en una silla, a esperar...

Suena el móvil.
¡Zum-zum!
Es de esos que tienen Internet y son teléfono a la vez. Confieso que todavía no estoy acostumbrado.
¡Zum-zum!
Mis dedos torpemente pulsan los íconos, pero a veces abarcan dos íconos y se abren las aplicaciones que no quería ver. Ni modo.
¡Zum-zum!
La alarma que suena es un vibrador –no debo molestar a los que están cerca, sería «bad manner»-, parece que la alarma proviene de una aplicación de esas para encontrar amigos, sobre todo chicas. 
¡Zum-zum!
Verla de vez en cuando me entretiene, se ve a cada quien y hacen cada cosa por llamar la atención que resulta divertido; aunque al rato, fastidioso. Sí, es la aplicación para hacer amigos, veamos...
¡Zum-zum!
Chabelita_666... ¿Chabelita_666?... ¿De quién se trata? No conozco a nadie con ese nombre o seudónimo, tampoco tiene foto de su rostro; sino, una imagen de la Virgen de Guadalupe... digo exótica porque esos dibujos alrededor, parecen de un grafiti hecho bajo algún puente, típico de las zonas donde habitan pandilleros.
¡Zum-zum!
¿Valdrá la pena contestar?... bueno, de todos modos al estar suscrito a este tipo de aplicaciones uno está expuesto a cualquier sujeto que aparezca y de todos modos, no pondré video, ni sabe mi ubicación exacta... digo yo. ¡Tal vez es una chica punkera o hiphopera sexy!
¡Zum-zum!
¿Será una llamada de aquí mismo, de Tokio?... ¡Hombre, no le des mucha vuelta y probá, no perdés nada!... ¿verdad? Al rato sale algo... ¡pues sí!... Me pongo los audífonos y...



¡BIP!
––¡Konnichiwa! ¡Hello! ¡Hola!...
––¡Hola! ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
––¡Bien! ¿Y tú?...
––Oye, quisiera hablar con alguien... no me siento bien...
––¿Algún problema?
(...)
––¡Sí! ¿Tienes tiempo?
––Bueno, voy regresando a la estación de metro, estoy en la plataforma... pero disculpa... ¿nos conocemos?
––Hablas español... ¿de dónde eres?
––Soy de América Latina.
––¡¡Claro que eres de América Latina!!... pero ¿de qué país?
––Oye, no nos conocemos... me dices que necesitas hablar... yo te puedo escuchar, si te sirve de algo... ¿tienes algún problema?
(...)
––¡Qué rebuscado eres!... pero, eres amable.
––¿Te parece?... Humm por estos lares suelen hacer llamadas misteriosas y... ¿Vives en Tokio?
––Sí, en las afueras de Tokio ¿y tú?
––Pues yo también vivo en Tokio. Me dijiste que «necesitabas» hablar...
(...)
––Sí, disculpa... necesito hablar...
––Si no te urge mucho hasta nos podríamos reunir en algún lugar y tomar algo ¿qué te parece?
––Quizás otro día, pero ahora necesito hablar...
––Comprendo... entonces, dime, te escucho...
––Discúlpame... pero estoy atravesando momentos difíciles y no encuentro con quién desahogarme.
(...)
––Bueno... entonces cuéntame un poquito más, para ubicarme... ¿en qué trabajas?
––Trabajo en una konbini.
––Entonces, hablas japonés.
––Ni tanto, solo lo básico. Ya sabes que en esos lugares todo es de manual. Solo hay que memorizar las respuestas y mantener las góndolas llenas.
––¿Vives acompañada?
––Pues sí y no...
(...)
––¿Sí y no?... ¡A ver, a ver, barájamela más despacio!
––Es que, de lunes a viernes vivo sola, pero los fines de semana estoy acompañada.
––¡Ah, ya veo! He oído de algunas parejas que practican ese tipo de vida acá. ¿Y entonces? ¿Cómo te va?
––Pues, al principio bien, pero después... se complicó todo. 
(...)
––¿Se complicó? A ver... tú aceptaste desde el principio vivir así con tu compañero ¿No?
––No precisamente. Al principio todo era kawaii, bonito, comida, bebida, paseos, juntos, pero... un día...
––¿Ajá?...
––Un día... ¡PLAS!... me volteó la cara de una pescozada y me quedé viendo lucecitas...
––Humm... ¿primera vez?
––Sí, fue la primera vez.
––¿Le pediste ayuda a alguien en ese momento?
––No y ni siquiera nos voltearon a ver.
––¿En dónde fue eso?
––En un supermercado grande.
––¿Nadie dijo nada?
––¡No! ¡Aquí no se meten en líos de parejas!
––Sí, pero... bueno, quizás andaba de malas pulgas... ¿tu compañero es nihonjin?
(...)
––Sí, es japonesito. No comprendí lo que él me quería decir, se irritó y estalló...
––¿Y entonces?... ¿Tuviste más problemas de ese tipo? Digo, de violencia...
(...)
––Sí, otra vez en la calle... íbamos discutiendo, me dijo que caminara delante de él y cuando menos me lo esperaba... me dio una patada en la pierna derecha y ¡TRÁCATELAS!... Caí al suelo, me lastimé una mano y me dejó la pierna con moretones y cojeando...
––¡Caramba!
––Cuando está de buenas, es otra persona... y tengo que aprender a comportarme como él quiere... Es difícil comprenderlo, no me dice sí o no, solo puja o gruñe...
(...)
––Humm... ¿Cómo es que sigues con él?
––Es que no vivimos en el mismo apartamento toda la semana. Como te dije, solo estamos juntos los sábados y domingos. 
––¿Conviven solo los sábados y domingos?
––Él me dijo que era lo mejor para ambos, luego que tuvimos los primeros altercados.
(...)
––Bueno... tú aceptaste...
––Sí, pero ni siquiera quiere contestarme por LINE entresemana... le escribo y le escribo... y no recibo ni siquiera emojis... ¡me desespero! Al llegar el sábado, yo voy corriendo a su apartamento y él me está esperando...
(...)
––Te está esperando... ¿Bebe mucho sake?...
––Por su trabajo, pero creo que le pone a algo más...
––¿Drogas?
––No sé... es que se pone furioso sin qué ni para qué... y cuando se pone a jugar con su keitaidenwa, no me pone nadita de atención... soy un cero a la izquierda... me deprimo...
(...)
––¿Cómo lo conociste?
––En una disco latina, había un evento de salsa... varios chicos llegan sin pareja, él baila bien y me flechó...
––¿No has pensado en tener otra pareja?... Tal vez otro compañero que te trate mejor...
––¡No! yo lo quiero mucho, no quiero dejarlo. Pienso que él es así porque sufre. Pero me atormenta la idea que de lunes a viernes, él tenga otra pareja...
(...)
––¿Y si así fuera?... ¿Qué harías?
––No sé... tengo miedo de mi reacción...
––¡Cómo así!... ¡No te vayas a meter en problemas!... Tú no eres nipona, llevas las de perder... Nada sacas con que te metan a la cárcel.
––Lo sé... pero me da coraje... ¡me lleva el...!
(...)
––Mejor piensa en liberarte de esos malos pensamientos y vive tu vida... ¿no te parece?
––Una vez me sentía tan frustrada que me quise lanzar de un puente...
(...)
––¡Oyeee... eso no!... ¡No vale la pena! ¡Tú atentando contra ti misma y él muy a gusto!
––Ya ves, una de tonta... ustedes no saben reconocer cuándo alguien los quiere...
––No todos, no generalices.
––Quizás tengas razón, pero la mayoría de ustedes son bien sinvergüenzas y malagradecidos. En cuanto a él, yo pienso que lleva algo dentro y no lo puede sacar. Es tan mustio, tan frío a veces...
(...)
––Los nipones suelen ser así; es decir, no son como nosotros, más espontáneos. ¿Por qué no te liberas de él y vives tu vida?... ¡Date gusto!...
––Ese es otro problema...
––¡Ajá! Dime...
(...)
––¡Vivir la vida!... ¡No me alcanza la plata!... ¡Y me aburro!
––Pues hay que conseguir otro arubaito... ¿No?
––¡Eso es matarse por nada!
––¿Eso crees?... pero no tienes más opciones... ¿O sí?
(...)
––Una amiga dice que trabaja en un «club» y no le va nada mal...
––¿Un club? ¿Un bar? ¿Una izakaya?...
(...)
––Un «club de hostess» por la noche...
––¡Uhh!... ¿No te da temor?
(...)
––Mi amiga dice que le va bien...
––Bueno, si estás dispuesta a eso...
––¿Qué?... ¿Acaso no es otro trabajo más?
––Pues sí, al fin y al cabo, sí lo es... pero estás muy desprotegida y en ese «club» puede que te pidan que hagas cosas que no te gustaría hacer...
––¿Estoy protegida en otro arubaito?
––Depende... tú entiendes... no es lo mismo trabajar en una tienda de abarrotes, de esas cadenas de tiendas, de las que hay por todas partes, que trabajar en un «club»... Además no eres japonesa, ni estás casada con tu japonesito... ¿O sí?
––Mi amiga no me ha dicho nada de cosas raras... ¿Y qué crees que me pedirían hacer?
––No sé... quizás satisfacer los caprichos de cualquier pervertido...
(...)



––¿Pervertido?
––¡No me vas a decir que no te lo puedes imaginar!
––¿Imaginar qué cosas... aparte de pasar «un buen rato»?
––Pues, que ese «buen rato» incluya que hagas o que permitas algo asqueroso, doloroso y humillante...
––No creo que mi amiga sea tan mensa... ni creo que allí sucedan cosas raras como dices.
––Uno nunca sabe...
––¡Necesito reunir platita!...
––¿O sea que estás dispuesta a todo?
––¡A TODO NO!... PERO... ¡TÚ QUÉ SABES!
(...)
––Uno oye muchas cosas por acá...
––¿QUÉ PASÓÓÓ?... ¿POR QUÉ TE PONES TAN NEGATIVO?
––No soy yo, mujer, es el lugar donde estamos y lo que puede significar trabajar en un «club» de esos...
(...)
––A mi amiga le va bien... veo que se viste a la moda y se da sus gustitos...
––¡El dinero!... ¡El dinero!... ¿Quieres regresar a tu país?
––Para serte sincera, no es que me esté muriendo por volver...
––¿Está difícil por allá?
––¿De donde yo vengo?... Sí, está ¡requete difícil!...
––¡Bueno!...
––Si consigo algo mejor por acá y me va bien, puedo quedarme más tiempo... al rato nos vemos...
(...)
––Humm... para vernos no es necesario esperar a que te vaya bien en el «club»...
––Mejor sigamos hablando...
––OK... ¿Entonces?
––No sé, solo quería que me escuchara alguien... me siento tristona... y me dan ganitas de «desaparecer»...
––¡HEY! ¡QUÉ ESTÁS DICIENDO!... ¿No tienes amigas?... me acabas de decir que una amiga te había dicho lo del «club»...
––«Amiga» es un decir... ¡aquí no se puede hacer amigas!...
(...)
––¿Ni siquiera con otra latina? Supongo que más de alguna habrás encontrado por ahí... ¿o no?
––A veces... pero cada quien anda en su mundo... ¿no te pasa a ti lo mismo?
––A decir verdad... sí, pero...
––Ya ves, quizás si me vieras en persona, no me escucharías... estarías afanado en lo tuyo.
––Habría que probar ¿no?...
––Mejor así... gracias por escucharme y... ¡NO TE QUITO MÁS TIEMPO!.
(...)
––¡Momento! No me cortes así. Prométeme que no vas a atentar contra ti misma.
––¡No te preocupes! ¡Son locuras mías!...
––¡Locuras!... ¿Locuras?... ¡CHOTTOMATTE como dicen aquí!... ¡VIVE LA VIDA! ¡NO TODO ES TRISTEZA!...
––¡No quiero regaños! ¿Me oyes?...
––Yo no soy nadie para regañarte, solo te pido que te calmes... y que veas las cosas de otro modo...
(...)
––Por eso solo quería hablar... desahogarme...
(Entre sollozos)
––Uhh... comprendo...
––¡Te agradezco!... ¡De veras!
(Entre sollozos)
––¡Tranquila!...
(...)
––¡Chin!... ¡Qué cuesta esta pinche vida!... ¡Perdona!
(Entre sollozos)
––No tengas pena...
(...)
––¡Gracias!... ¡De veras!
(Resuellos)
––¿Nos volveremos a comunicar?
(...)
––¡Quién sabe!
(Resuellos)
––Me gustaría conocerte, en persona, digo...
––Mejor así...
(...)
––Bueno... pero
¡BIP!
(...)
––¡HEY!... ¡HEY!... ¡QUÉ MIERDA!




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GLOSARIO:
Kaishain: Oficinista, empleado.
Shinjuku: Distrito de Tokio, Japón.
Bad-manner: malos modales.
Konnichiwa: Hola
Konbini: Tienda de conveniencia.
Nihonjin: Japonés.
Keitaidenwa: móvil, celular.
Arubaito: Trabajo a tiempo parcial.
Club de Hostess: Club nocturno de anfitrionas, damas de compañía.
Chottomatte: Espera, momento.
Sake: Licor de arroz.


Cuento: KODOKU - Soledades
Autor: ©MarioPERALTA
PONEspañol Narraciones








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