Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como #marioperalta

UNO X UNO / Mario PERALTA

Imagen
Cuento: ¡ UNO POR UNO !… Autor: ©MarioPERALTA Tokio, Japón PONEspañol Narraciones https://linktr.ee/Narraciones_PONEspanol Se quedó con los ojos clavados en los mosaicos del piso, fue bajando su cabeza lentamente, sin pestañear y de repente… ¡ZAS! con su mano izquierda, capturó rápidamente algo del piso, y en un santiamén se lo metió en la boca. Mantuvo los labios apretados y sus poderosas mandíbulas comenzaron a masticar con fuerza, tronaban como si comiera quiebradientes… sus ojos azules le brillaban en la cara rubicunda y su bigote se movía a ritmo de cada masticada… luego se echó un doble de vodka Smirnoff puro. ––¡Pucha! ¿Qué era eso?…  ––dijo tío Beto extrañado, al ver el movimiento camaleónico. ––Algo que recogió del suelo… pero no alcancé a ver qué era ––dije yo con sorpresa. ––¿Qué fue eso Chalito?…––repreguntó mi tío. ––UN GRILLO… ––repuso Chalo carcajeándose. ––¡N’ombre! ¡No jodás Chalito!… ¡pero si aquí tenemos pacayas, jocotes, jícamas, nachitos o lo que querrás hombre! ––

KODOKU - Soledades / Mario PERALTA

Imagen
 K  O  D  O  K  U –S O L E D A D E S– Autor:  ©MarioPERALTA Tokio, Japón PONEspañol Narraciones https://linktr.ee/Narraciones_PONEspanol * Ver Glosario al final. Otro día más regresando de la oficina. Otra vez apiñado en el vagón y rodeado de kaishain; hombres y mujeres que han dejado sus energías en las tediosas oficinas, entre papeles y computadoras, guardando las formalidades, en silencio y mirando a discreción. Ahora lucen absortos en sus pensamientos con los ojos cerrados o con la mirada fija en la pantalla de sus móviles, pinchando compulsivamente los botones a ritmo del juego elegido para matar el tiempo y percibiendo el entorno –pero sin dar indicios de interés–, o deleitando su libido con el roce de alguna turgencia accidental o provocado...  Al fin, hemos llegado a la estación de metro. Dejo que baje el mar de gente, ataviados con sus trajes y maletines negros, estrujados, cansados, soñolientos, silenciosamente, enfilándose hacia las escaleras mecánicas. Siempre que los veo,

EL ZUMBIDO / Mario Peralta

Imagen
  EL ZUMBIDO Autor: ©Mario Peralta Fecha: Tokio, septiembre 2020 Cuando yo era chico, esperaba con ansia los fines de semana. Pero principalmente los sábados por la tarde y los domingos por la mañana. Esos días y a esas horas, solíamos dedicarnos al ocio familiar.  En casa vivíamos ocho personas: mis dos abuelos, dos tíos, dos tías, mi hermano de seis años y yo de once.  Los sábados por la mañana, tío Meme y tío Pablo iban de compras al centro histórico de la ciudad y cuando volvían al mediodía, llevaban muchas cosas interesantes además de algunos productos básicos para consumo de todos nosotros. Entre las cosas interesantes siempre había un par de “Long Plays” (discos de vinilo) de música variada; a veces de jazz, a veces de boleros, de pop o música orquestal. Por supuesto, ocasionalmente algún disco de música clásica, de preferencia de Juan Sebastián Bach o de Ludwig van Beethoven. Estos discos venían a nutrir la amplia discoteca que lucía perfectamente ordenada en un viejo estante d

LA HERRADURA / Mario Peralta

Imagen
LA HERRADURA ©Mario Peralta Tokio, Junio/2020 La Herradura... así se llamaba la estación de peaje hacia la que encaminaba mis pasos en las madrugadas; lloviera o tronara, hubiera balaceras o reinara el silencio, hiciera calor o hubiera fresca neblina.  Haber conseguido la plaza de jornalero había sido un logro importante en la lucha por sobrevivir en un país en eterna crisis. Eran los años 80, al inicio del recrudecimiento de un conflicto bélico interno que iba a durar más de una década. Hacía el recorrido desde mi casa cerca del Cuartel de Infantería «San Carlos» hasta la estación de peaje de Los Planes de Renderos,  generalmente a pie. Me tomaba una hora a paso redoblado y tenía que andar alerta ante los previstos e imprevistos; lentos y tenebrosos patrullajes de camionetas militares Cherokee con los vidrios polarizados, batallones de soldados trotando en las calles mientras gritaban consignas contra el enemigo insurgente, vendedores en sus bicicletas repartiendo las bolsas de pan de